En una carta que envió al escritor estadounidense W.H. Auden en 1955, Tolkien recuerda como en un verano, cuando era profesor de anglosajón en el Pembroke College de la Universidad de Oxford, escribió la primera frase de El hobbit durante la corrección de unos exámenes de literatura inglesa (llamados por aquel entonces ensayos de graduación). Encontró un papel en blanco y escribió en él: "En un agujero en el suelo vivía un hobbit", sin saber ni siquiera de donde había sacado la idea. Antes de su muerte, Tolkien dijo que no recordaba la fecha exacta en la que escribió esta frase, ni siquiera el primer capítulo, ya que no lo organizó y fue escribiendo la obra según le iban surgiendo ideas. Michael, el segundo hijo de Tolkien, señaló 1929 como el posible año en el que su padre comenzó a escribir la obra, ya que conservaba algunas composiciones propias que estaban fechadas de dicho año y eran claras imitaciones de El hobbit, el cual les fue leído a él y a sus hermanos según se escribía.
Fotografía del autor J. R. R. Tolkien en 1916.
Durante un breve periodo de tiempo tras la invención de la primera frase, Tolkien no hizo nada más que elaborar el mapa de Thrór, donde describió la geografía en la que se desarrolla la mayor parte de la novela. No obstante, una vez retomada la composición, los capítulo fueron escritos con fluidez y sin apenas correcciones, excepto los últimos, en el punto en el que el dragón Smaug está a punto de morir. Originalmente, Tolkien había escrito que el propio Bilbo fuese el que matara al dragón usando a Dardo, pero, al querer ofrecer algo más espetacular, hizo que fuera el arquero Bard el que lo matara. Tras finalizar esta última versión del capítulo, Tolkien abandonó la redacción de la obra.
A finales de 1932, le prestó una copia a su amigo, el también escritor C.S. Lewis, para que la leyera. También se la prestó a Elaine Griffiths, una ex-alumna y amiga de la familia, que trabajaba para la editorial británica George Allen & Unwin por recomendación de Tolkien. En 1936, Griffiths le comentó a una ex-compañera de Oxford, Susan Dagnall, que también trabajaba en George Allen & Unwin, sobre la existencia de la obra y ella habló con Tolkien para pedirle prestado el libro. Una vez leído e interesada en él, Dagnall le pidió a Tolkien que finalizara la obra para poder presentarla en la editorial. El hobbit estaba acabado en verano del mismo año, pero Tolkien no envió la copia hasta el 3 de octubre. Stanley Unwin, presidente de la editorial, pensaba que los niños eran los mejores jueces de literatura infantil, así que le dio la obra a su hijo Rayner, de tan solo diez años de edad, para que la leyera. Le gustó tanto, que Unwin decidió publicarla.
Bilbo Bolsón era un hobbit que vivía en su cueva de hobbit y nunca salía en busca de aventuras, hasta que el mago Gandalf y sus enanos le convencieron de que fuese. Pasó momentos emocionantes luchando contra trasgos y wargos. Por fin llega a la montaña solitaria. Smaug, el dragón que la custodia, muere, y después de una batalla con los trasgos, el hobbit vuelve a su casa ¡rico! Este libro, que tiene mapas, no necesita ilustraciones, es bueno y debería gustar a todos los chicos entre 5 y 9 años.
Cuando recibió la prueba de composición en febrero de 1937, Tolkien encontró algunos pasajes que tenía que rectificar, ya que no había tenido suficiente tiempo para examinar con minuciosidad el manuscrito que envió a la editorial en un principio. Debido a esto y algunos problemas con las ilustraciones, la novela no sería publicada hasta septiembre.
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