Si bien es cierto que El Señor de los Anillos fue concebida como una continuación de El hobbit, argumentalmente lo es de El Silmarillion, obra que relata los acontecimientos de los Días Antiguos, predecesores de los hechos de la Tercera Edad; allí se construye toda la trama del legendarium. La Primera Edad es la edad de los Elfos y la Segunda Edad es la del ascenso de los hombres de Númenor y su caída posterior, pero también es la de la construcción de una cultura netamente humana (con sus limitaciones) en una tierra permanentemente jaqueada por el mal. Es por ello que en la Tercera Edad, esa cultura se va adueñando de la Tierra Media y transformándola en un lugar en donde, una vez vencido el Mal Absoluto, los Hombres encuentran su verdadera dimensión. Tolkien la define como la Edad de los Hombres y el Fin de los Días Antiguos.
El Señor de los Anillos es, en este sentido, una metáfora que implica la culminación de un largo proceso, que da origen a la humanidad actual, con toda su carga mítica pero también histórica. La Creación de Arda, la implantación del Mal como modelo de la dominación absoluta y su continuidad a través de las edades, la lucha de los Elfos y su alianza con los Edain por conservar Beleriand, la derrota del primer Señor Oscuro Morgoth y el ascenso de Sauron, el ascenso y caída de Númenor, la construcción de los Anillos de Poder, la instalación de los reinos númenóreanos en la Tierra Media, y, finalmente, la derrota de Sauron, están plasmados en El Silmarillion como un contexto que sustenta la épica de Frodo y la Comunidad del Anillo.
Si El Silmarillion es un relato de un proceso histórico-mítico, en El hobbit se narra un acontecimiento de ese proceso. Este no es un mero hecho histórico, es nodal y significativo; porque en la obra se conoce como aparece el Anillo Único entre los Hobbits. Una inocente historia para niños (aunque fundada en el legendarium) se convierte en el elemento desencadenante del fin de la Tercera Edad. Fortuitamente y en el marco de un viaje para rescatar un tesoro de la mano del dragón Smaug, el hobbit Bilbo Bolsón se convierte en Portador del Anillo. Allí Tolkien, al adaptar esa obra infantil a El Señor de los Anillos, delinea la cultura y por ende el temple, que llevará a Frodo a ser el protagonista principal del cierre del proceso iniciado en los Días Antiguos.
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